El Oso Amable.
Bram era un gran oso amigable. No le gustaba gruñir, en cambio, siempre sonreía con sus ojos suaves.
Cada mañana, cuando el sol apenas asomaba por el horizonte, Bram se levantaba y sacudía su grueso pelaje. Se dirigía al parque infantil cercano, donde los niños del vecindario ya estaban jugando. Conocían bien a Bram y lo llamaban cariñosamente "Tío Bram".
Bram jugaba al escondite con los pequeños. Sus grandes patas hacían difícil que se escondiera detrás de los árboles, pero los niños reían y lo ayudaban. Subían a su espalda y se deslizaban desde su ancho lomo como si fuera un tobogán vivo.
En los cálidos días de verano, Bram organizaba picnics. Llevaba jugosas bayas y miel, y los niños se sentaban en círculo a su alrededor. Escuchaban sus historias sobre bosques lejanos y aventuras que había vivido cuando era joven.
En invierno, cuando los copos de nieve caían suavemente del cielo, Bram dejaba grandes huellas en la nieve con sus gruesas patas. ¡Le encantaba!
Un día, cuando la primavera estaba en el aire, Bram les dijo a los niños dónde encontrar las fresas más dulces, en lo profundo del bosque, no muy lejos del pueblo. "¡Vayamos juntos!", dijo Bram.
Y así, Bram y los niños se adentraron en el bosque, por senderos serpenteantes y junto a arroyos murmurantes. Encontraron las fresas y las recogieron con sus pequeñas manos. La savia goteaba de sus barbillas mientras reían y se contaban historias.
Bram no era solo un gran oso amigable; también era un oso sabio. Enseñaba a los niños sobre la amistad, compartir y la importancia de jugar juntos. No solo lo llamaban "Tío Bram", sino también "Nuestro Sabio Oso".
Y así pasaron los años. Bram y los niños seguían jugando juntos, temporada tras temporada. El vecindario era un lugar feliz, gracias al gran oso amigable que siempre estaba listo para reír, abrazar y jugar.
Y si alguna vez paseas por ese tranquilo pueblo, presta atención. Quizás veas a Bram, el gran oso amigable, que todavía juega con los niños del vecindario. Porque algunas amistades duran para siempre, incluso entre un oso y un niño.